Tan negros son tus ojos, vida mía,
que al oscurecer,
cuando me anido la cabeza en tu regazo,
me parece
que esos ojos tuyos, tan profundos,
son el venero
de donde mana la insondable
noche
y fluye sobre valles,
sobre llanos y montañas,
hasta inundar el horizonte
de mares de tiniebla.
Así de negros son tus ojos,
Lumbre mía.
(1919)
(Traducido por Paul Abucean)
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