Horas alegres que pasáis volando
porque a vueltas del bien mayor mal sienta;
sabrosa noche que en tan dulce afrenta
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Excelso monte do el romano estrago
eterna mostrará vuestra memoria;
soberbios edificios do la gloria
aún resplandece de la gran Cartago;
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Ojos claros, serenos,
si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué, si me miráis, miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
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Entre armas, guerra, fuego, ira y furores,
que al soberbio francés tienen opreso,
cuando el aire es más turbio y más espeso,
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Mientra el fiero león, fogoso, ardiente,
con furioso calor nos mueve guerra,
mientra la madre de Aristeo atierra
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Pincel divino, venturosa mano,
perfecta habilidad única y rara;
concepto altivo do la envidia avara
si te piensa enmendar, presume en vano.
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Ponzoña que se bebe por los ojos,
dura prisión, sabrosa al pensamiento,
lazo de oro crüel, dulce tormento,
confusión de locuras y de antojos;
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Para ver si sus ojos eran cuales
la fama entre pastores extendía,
en una fuente los miraba un día
Dórida, y dice así, viéndolos tales:
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'Como al pastor que en la ardiente hora estiva
la verde sombra, el fresco aire agrada,
y como a la sedienta su manada
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Amor mueve mis alas, y tan alto
las lleva el amoroso pensamiento,
que de hora en hora así subiendo siento
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