Manuel Jose Quintana

Manuel Jose Quintana Poems

?Que era, decidme, la nacion que un dia
Reina del mundo proclamo el destino,
La que a todas las zonas extendia
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Manuel Jose Quintana Biography

Manuel José Quintana y Lorenzo (April 11, 1772 - March 11, 1857), poet and man of letters, was born at Madrid, Spain. After completing his studies at Salamanca was called to the bar. In 1801 Quintana produced a tragedy, El Duque de Viseo, founded on M. G. Lewis's Castle Spectre; his Pelayo (1805), written on a patriotic theme, was more successful. The first volume of his Vidas de Españoles célebres, containing lives of Spanish patriots, stirred the public imagination and secured Quintana the post of secretary to the Cortes during the French invasion. His proclamations and odes fanned the national enthusiasm into flame. But he was ill rewarded for his services, for on the return of Ferdinand VII he was imprisoned at Pamplona from 1814 to 1820. He was finally given a small post in the civil service, became tutor to Queen Isabella II, and was nominated senator. Though publicly crowned as the representative poet of Spain (1855), he seems to have lived in poverty. Quintana died at the age of 84. His poems, thirty-four in number, are inspired by philanthropy and patriotism; the style is occasionally gallicized, and the thought is not profound, but his nobility of sentiment and resounding rhetoric attract many generations of Spaniards.)

The Best Poem Of Manuel Jose Quintana

Oda A Espana, Despues De La Revolucion De Marzo

?Que era, decidme, la nacion que un dia
Reina del mundo proclamo el destino,
La que a todas las zonas extendia
Su cetro de oro y su blason divino?
Volabase a occidente,
Y el vasto mar Atlantico sembrado
Se hallaba de su gloria y su fortuna.
Do quiera Espana: en el preciado seno
De America, en el Asia, en los confines
Del Africa, alli Espana. El soberano
Vuelo de la atrevida fantasia
Para abarcarla se cansaba en vano;
La tierra sus mineros le rendia,
Sus perlas y coral el Oceano,
Y donde quier que revolver sus olas
El intentase, a quebrantar su furia
Siempre encontraba costas espanolas.
Ora en el cieno del oprobio hundida,
Abandonada a la insolencia ajena,
Como esclava en mercado, ya aguardaba
La ruda argolla y la servil cadena.
iQue de plagas! ioh Dios! Su aliento impuro,
La pestilente fiebre respirando,
Infesto el aire, emponzono la vida;
La hambre enflaquecida
Tendio sus brazos lividos, ahogando
Cuanto el contagio perdono; tres veces
De Jano el templo abrimos,
Y a la trompa de Marte aliento dimos;
Tres veces iay! Los dioses tutelares
Su escudo nos negaron, y nos vimos
Rotos en tierra y rotos en los mares.
?Que en tanto tiempo viste
Por tus inmensos terminos, oh Iberia?
?Que viste ya sino funesto luto,
Honda tristeza, sin igual miseria,
De tu vil servidumbre acerbo fruto?
Asi rota la vela, abierto el lado,
Pobre bajel a naufragar camina,
De tormenta en tormenta despenado,
Por los yermos del mar; ya ni en su popa
Las guirnaldas se ven que antes le ornaban,
Ni en senal de esperanza y de contento
La flamula riendo al aire ondea.
Ceso en su dulce canto el pasajero,
Ahogo su voceria
El ronco marinero,
Terror de muerte en torno le rodea,
Terror de muerte silencioso y frio;
Y el va a estrellarse al aspero bajio.
Llega el momento, en fin; tiende su mano
El tirano del mundo al occidente,
Y fiero exclama: 'El occidente es mio.'
Barbaro gozo en su cenuda frente
Resplandecio, como en el seno obscuro
De nube tormentosa en el estio
Relampago fugaz brilla un momento
Que anade horror con su fulgor sombrio.
Sus guerreros feroces
Con gritos de soberbia el viento llenan;
Gimen los yunques, los martillos suenan,
Arden las forjas. iOh vergueenza! ?Acaso
Pensais que espadas son para el combate
Las que mueven sus manos codiciosas?
No en tanto os estimeis: grillos, esposas,
Cadenas son que en vergonzosos lazos
Por siempre amarren tan inertes brazos.
Estremeciose Espana
Del indigno rumor que cerca oia,
Y al grande impulso de su justa sana
Rompio el volcan que en su interior hervia.
Sus despotas antiguos
Consternados y palidos se esconden;
Resuena el eco de venganza en torno,
Y del Tajo las margenes responden:
'iVenganza!' ?Donde estan, sagrado rio,
Los colosos de oprobio y de vergueenza
Que nuestro bien en su insolencia ahogaban;
Su gloria fue, nuestro esplendor comienza;
Y tu, orgulloso y fiero,
Viendo que aun hay Castilla y castellanos,
Precipitas al mar tus rubias ondas,
iOh triunfo! iOh gloria! iOh celestial momento!
?Con que puede ya dar el labio mio
El nombre augusto de la patria al viento?
Yo le dare; mas no en el arpa de oro
Que mi cantar sonoro
Acompano hasta aqui; no aprisionado
En estrecho recinto, en que se apoca
El numen en el pecho
Y el aliento fatidico en la boca.
Desenterrad la lira de Tirteo,
Y el aire abierto a la radiante lumbre
Del sol, en la alta cumbre
Del riscoso y pinifero Fuenfria,
Alli volare yo, y alli cantando
Con voz que atruene en rededor la sierra,
Lanzare por los campos castellanos
Los ecos de la gloria y de la guerra.
iGuerra, nombre tremendo, ahora sublime,
Unico asilo y sacrosanto escudo
Al impetu sanudo
Del fiero Atila que a occidente oprime!
iGuerra, guerra, espanoles! En el Betis
Ved del Tercer Fernando alzarse airada
La augusta sombra; su divina frente
Mostrar Gonzalo en la imperial Granada;
Blandir el Cid su centelleante espada,
Y alla sobre los altos Pirineos,
Del hijo de Jimena
Animarse los miembros giganteos.
En torvo ceno y desdenosa pena
Ved como cruzan por los aires vanos;
Y el valor exhalando que se encierra
Dentro del hueco de sus tumbas frias,
En fiera y ronca voz pronuncian: 'iGuerra!
iPues que! ?Con faz serena
Vierais los campos devastar opimos,
Eterno objeto de ambicion ajena,
Herencia inmensa que afanando os dimos?
Despertad, raza de heroes: el momento
Llego ya de arrojarse a la victoria;
Que vuestro nombre eclipse nuestro nombre,
Que vuestra gloria humille nuestra gloria.
No ha sido en el gran dia
El altar de la patria alzado en vano
Por vuestra mano fuerte.
Juradlo, ella os lo manda: _iAntes la muerte
Que consentir jamas ningun tirano!_'
Si, yo lo juro, venerables sombras;
Yo lo juro tambien, y en este instante
Ya me siento mayor. Dadme una lanza,
Cenidme el casco fiero y refulgente;
Volemos al combate, a la venganza;
Y el que niegue su pecho a la esperanza,
Hunda en el polvo la cobarde frente.
Tal vez el gran torrente
De la devastacion en su carrera
Me llevara. ?Que importa? ?Por ventura
No se muere una vez? ?No ire, expirando,
A encontrar nuestros inclitos mayores?
'iSalud, oh padres de la patria mia,
Yo les dire, salud! La heroica Espana
De entre el estrago universal y horrores
Levanta la cabeza ensangrentada,
Y vencedora de su mal destino,
Vuelve a dar a la tierra amedrentada

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