Me atrapas en tu dulzura como el polen a la abeja. En el fresco vegetal del bosque tú divino ser se abre a un príncipe picarón, para que se deleite, como los amantes de la media noche que entre tango y tango bailan.
Tomo las llaves, dama del bosque, a media noche, soy tu Romeo y tu mi Julieta y es qué estás en la maravilla de cada árbol que observo, en la brisa que transporta tu aroma, en el sol que nos calienta, en el agua que corre acariciante por mi piel, amante de la medianoche.
Sos la ráfaga de amor disparada en un otoño de ensueño. Cóctel de primavera donde nacen los amores y se vierte la vida, la copa-flor del bosque y los jardines donde se bebe la pasión. Eres la enredadera por la que escalo para llegar a la media noche de tu amor.
Te pienso a la orilla del mar donde sueño con el horizonte rojo y vibrante, en el amanecer de los amantes, como el alba y la luna con lágrimas y risas, que florecen al llegar la medianoche.
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