La primavera! Cuánto deseo la primavera,
cuánto deseo abrir las cortinas del invierno,
retroceder el reloj a esa estancia cuando éramos adolescentes.
Simplemente para ver tus ojos inéditos,
para sentir mi alma asentado en el iris de tu niñez.
Para vivir ese sueño un día más, recibir el aliento de esa penumbra,
acantilada en la nebulosa memoria de nuestro estar.
Eres mi esperanza,
eres mi sedimento,
eres la multitud de relámpagos que sosiega mi suelo.
Vivo nuestro pasado sobre una película de celuloide,
elixir de ubre existencialista,
imágenes que abren mis pupilas dilatadas,
Fortaleciéndome en esta rutina oscuridad.
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