Los terroristas viven cerca de nosotros
La ceguera de miles alienta su ilusión,
Beben de nuestra sangre para sus sacrificios
Ante un altar que no tiene compasión.
Con antorchas obscuras iluminan su error
Asesinan mujeres para un mundo sin niños,
Después se inmolan y vuelven a la nada sin honor.
Quieren ver si la muerte reconoce a sus vasallos.
Confunden las ciudades con castillos medievales
Y a rehenes inocentes con cruzados en combate.
Su mensaje es retorno al edén de los cuervos.
Tienen las manos libres para hacernos sangrar
Pero jamás podrán tocar el alma del pueblo.
A la sal de la tierra no la diluye el terror.
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