No lo olvides,
fue en la noche de los sulfuros que el sol
extendió su mirada sobre la tristeza del mar,
las flores cansadas y el camino borrado.
Todos vivían el presente
ataviados en el pasado.
Para entonces mis manos,
con un gis despedazado,
trazaron una esperanza para los
corazones distanciados.
Pero pude notar que el silencio viajaba
por puertos húmedos saludando estrellas
y a un futuro con profunda y amarga oquedad.
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