Al deslizarnos o avanzar por el lago helado,
Los pies apoyamos
donde nunca estuvieron.
Caminamos sobre lo no
caminado. Pero vamos
inquietos.
¿Quién allá abajo está sino
nuestros viejos maestros?
Agua que antaño humano
peso no pudo sostener -
estudiantes éramos por entonces-
mantiene a flote nuestros pies,
Y por una milla sigue a nuestro frente.
Debajo nuestros maestros,
Y alrededor la quietud