Quédate afuera, poesía.
No importunes ahora
mi trabajo
con tu voz de cristal.
Déjame así, de espaldas
a la luz.
El viaje de las nubes
podría recordarme
otro cielo.
Pero aquí estás, amiga
inoportuna.
¿quién te ha dejado
entrar?
No tengo más remedio
que escucharte.
Me dices que los tornos
tienen música,
sorda música de olas
en un sombrío caracol
mecánico.
Yo te respondo
que las estrellas
de la soldadura
iluminan
la noche del taller
y coronan de fuego
la frente del obrero,
que puede ser
el rey de aquella
historia
del Hombre de la
Máscara de Hierro.
This poem has not been translated into any other language yet.
I would like to translate this poem