Fue el oficio de mi abuelo Trajinaba el día
entre moscas
y reses descuartizadas
con las manos empapadas en sangre
Mis ojos de niño se acostumbraron pronto
a mirar sin repulsión sus cuchillos
afilados
y su bata manchada por el uso
El ducho carnicero de pueblo
lo hacía bien
Sin importarle su apariencia
ofensiva e impura
prefería bromear mientras servía
con gusto
Y en hojas jóvenes de plátano envolvía
la venta
con esmero
como si en vez de lonjas al por menor envolviera
robustas primicias de un dios
...
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