Cual fuera un rezo.
La joven por la mañana asoleada
caminaba donosa y apresurada
su pelo recogido en un moño
y su rostro alegre parecia un sueño.
¡Hola! ’ - Dije al salir de la espesura
con mirada llena de ternura.
¡Que me asusta usted! - Exclamo airada.
-¡Que yo lo siento, mi angelical hada,
yo os lo juro! - replique entre suspiros.
Sus ojos refulgian cual luceros.
-El acompañarla a usted es mi anhelo! ”
-Pues hagalo, que claro esta el cielo! ”
Fue su agil respuesta, y echo a andar de nuevo.
La segui, con la alegria del renuevo.
Yo, a su costado, aspiraba al cielo,
Ella tocar no parecia al suelo.
-¿Oye usted los latidos de mi corazon,
que sin saber por que se agita sin razon? ”
Me pregunto ella, risueña y cariñosa.
Su agitar yo oia sin saber si de rosa,
jazmin o de un alma ruborosa
y tomando la flor de su cabeza
dejandola entre mis manos presa
estampe en sus labios ardiente beso
que mi alma sintio cual fuera un rezo.
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