CASA DE PIEDRA Poem by Andrea Cote

CASA DE PIEDRA

Era corriente
y deslucido
y mohíno
el ademán,
con que dábamos la espalda a la casa de piedra de mi padre
para ondear faldas floreadas
y de luz
en nuestro puerto desecado.

Por primera vez
y sin nodriza,
bordeábamos la arcada de la tarde,
todo para no ver
las manos de piedra de mi padre
oscureciéndolo todo,
sus palabras de piedra y cascarrina
lloviendo en el jardín de la sequía.

Y nosotras en fuga hacia calles blanqueadas
y farándula de mediodía
y ellos repitiendo
en la puerta de piedra:
catorce años,
falda corta,
zapatos rojos sin usar.

Éramos en avidez musical
y de fasto
y malabares,
ante la lustrosa acera,
antes de quedarnos parados
y sin voz
para ver la desolada estampa,
la ruina.

Pues el silencio,
que no el bullicio de los días,
atraviesa.
El silencio,
que son treinta y dos ataúdes
vacíos y blancos.

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