Cuando el amor es real, la persona que amas hará relucir tus mejores cualidades. Es ese algo que te hará desear ser muy feliz y una mejor persona. Es esa entrega sin límites y sin condiciones. Es la firmeza adecuada, para soportar los malos tiempos. Es parte de los momentos inesperados que compartes con felicidad y cariño.
Es cuando, al desnudo, quedas flechado. Es cuando una mirada expresa la suavidad que los labios anhelan. Es cuando su piel rosa la tuya y las caricias se mezclan, elevándote por el cielo del sueño perfecto, del cual no deseas despertar; es saber que el tiempo corre, pasa, y vuela sin detenerse; lo genuino brilla en el corazón que palpita, en las notas que fluyen por tus venas y llegan a tocar la puerta de tu alma. Es cuando te das cuenta que las palabras transcienden la tinta; es el sentimiento incondicional del amor.
El amor es real cuando la esperanza se apodera de tu mente y todo lo imposible desaparece para vivir plenamente. Es cuando aprendes a superar los obstáculos y a sacarle a lo negativo lo positivo. Es cuando, día a día, se cultiva esa relación con cariño y esmero, sin detenerse para seguir creciendo en la magia del amor, su divinidad y sus bendiciones cotidianas.
Es el sí, que perdura en la sonrisa del rostro, que revela la importancia de ser y hacer felices a nuestros seres queridos. Es encontrar ese punto medio en el balance, fusión y felicidad. Es esa pasión que no espera nada a cambio, y sin entender brinda la ternura y calidez que está en sus manos y su corazón; es ese brillo que te distingue, el impulso místico de ser Uno.
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