EL HIJO ETIOPE Poem by Martín Gambarotta

EL HIJO ETIOPE

Se dice que en algún tramo del siglo 20 el gran escritor peruano Mario Vargas Llosa publicó un ensayo bajo el título de 'Mi hijo el etíope', dedicado con sorna e ironía a uno de sus hijos adolescentes que, cursando estudios en una cara escuela privada londinense, se había convertido a la religión rastafari. Esto está dedicado a todos los que alguna vez fueron hijos etíopes.
/
No quieren verte hacer rotar
a toda velocidad un globo terráqueo
para detenerlo en seco con el índice ni
después soportar tener que verte teorizar
con los sesos que atesora tu testa en llamas
sobre un país señalado al azar, se podría
decir que directamente no pueden verte
sellar un pacto con la dureza de la nuez
que todo hombre lleva adentro
se podría decir que no quieren ni verte
pero no es así, dulce cabroncito, no es así
a ver si lo entendés de una buena vez
lo que quieren es verte muerto.

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Mauro Silva fuma una vela
con una gurisa de la favela.
Festejan la muerte de la novela.


/
Rasgué las cuerdas de mi cítara satírica
hasta que una cefalea irremediable se puso
a bailar al compás de un valsecito nefasto
sobre la tapa de mis sesos, dejándome
el cerebro hecho papilla como el de un
senador al que se le cae la cabeza
en su plato de espaguetis. Rasgué
rasgué esa cítara, pero juro
por mis días en el rastafarianismo
que esto no volverá a suceder.

/
Acá vienen los etíopes de parkas estropeadas, los vendedores
de celos, los amansadores de serenatas, la estirpe
las Arielas con gargantillas
después de jugar partidas de SuperMario
acá vienen, están a veinte pasos
no, miento, están a veinticinco pasos
a unos veintidós pasos se detienen
para darle debida bienvenida a agosto
acá vienen las, las, las, después de
agit agit agit agitarse
desde los bulevares, las prefecturas, las ciudadelas
sintonizando radios para darse coraje
con audio infesto sonando están a catorce pasos
no, miento, deben estar a unos nueve pasos, acá
vienen los jaguares después de la temporada
están a tres pasos, no miento
están llegando.

/
Soy un nuevo elegante
aunque no parezca brillante
tengo talante
puedo parecer distante
pero es que soy pensante
admirador de John Frusciante
aguardame un instante
palante palante
como el comandante
no necesito auspiciante
para sentirme importante
eso late en el parlante.

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Caer en las afiladas manos de una fiebre
friolenta, fina, fluorescente como la aguja
naranja de un velocímetro
quedar en la rareza, ultra alterado
por las horas repetitivas y su necia repeti
ti-ti-ti-ti-ti-ti-ti-ti-ti-ti-ti-ti-ti-tividad.

/
Algunos dicen Südamerika
otros dicen South America otros
dicen Sur América otros le dicen
Sud-Americaine.

/
El dinero ardía en las manos o las
manos eran dinero ardiente
los secuenciadores emitían pulso
muros de acoples, las fórmulas
algebraicas servían incongruencia
en cantidades pantagruélicas, los momios
regurgitaban su asco.

El jarabe se mezclaba con el jarabe
el pan se hacía con el pan
se fundaban ciudades
donde hubo ciudades
la crueldad era matemática
o la matemática era crueldad
cuadruplicada por su frío.

Los compañeros de March no me querían
ver más, se preguntaban entre ellos qué fue
del chimpancé que fumaba en la película
el Mapocho corría como un río de cerveza
luxando todo lo que se interponía a su paso
bajo un mismo cielo intacto todo era pugilato.

/
Este carro tirado por un buey
nos lleva a los dos

este jarabe negro no es
para la tos
y esta libretita de tapas
rojas es para vos.

/
Asumiendo estar terminado me trepé
al carruaje de dos ruedas tirado por un buey
a buscar la estrella caustica de la que vine.
Tomé la ruta uno, tomé la ruta dos
seguí la constelación de los cisnes sucios
dejando atrás edificios, echando
blasfemias a los cielos en varias lenguas.
En una laguna de aguas claras me detuve
a lavarme el cerebro.

/
El hijo etíope es un higo de higuera negra
el hijo es un higo etíope, el hijo es el más
etíope de los higos, debo dejarlo ser etíope
o debo no dejarlo ser etíope, debo manejarlo
o no debo manejarlo, debo dejarle
la opción, debo no dejársela, la opción
inmanejable, la opción irreal
la opción correccional…

/
Quién tiró la toalla
quién pasó la lengua por la hornalla
quién construyó la muralla
quién llegó hasta acá pidiendo
que se quede y que se vaya.

/
Todos los leones del mundo caben
en un estadio de fútbol.

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