ESA NOCHE SE QUISO LLAMAR MARÍA ANTONIETA Poem by Santiago Mutis Durán

ESA NOCHE SE QUISO LLAMAR MARÍA ANTONIETA

El amplio vestido de María Antonieta
- una ramera jamaiquina disfrazada de blanca, casi rosada -
está hecho indudablemente por Amelia la extraordinaria
El fondo del escenario - como si algo tuviera fondo -
parece un naufragio de estrellas
La reina y su par de mulatas azules
alargan sus lenguas rojas hacia los clientes
Estas negras musculosas
de altas pelucas rojas, largas uñas rojas, endiabladas
cejas y desafiantes tacones rojos, tapaculos rojos . . .
son potentes sanas feroces vigorosas . . .
Y descaradamente putas

El vestido de María Antonieta es un vitral magnífico
una iglesia de negros más bella que el cielo

Este lugar está abigarrado - como el inconsciente -
de criaturas brutales plenas voraces . . .
Todo es una orgía
Bailan una escena histórica - y hasta bíblica -
pero blasfema y sin tiempo
Negros, espíritus, brujos
locos, monstruos . . .
El deseo tiene tanta fuerza como el infierno
su apetito es poderoso
el hambre del cuerpo es gozosa
perversa, mágica como una danza
roja con luna blanca
Aquí la vida sucede más allá del pensamiento - o más acá
Cada idea muerde, con placer
Dientes sanos ante una manzana nocturna

- dentro de cada fruta hay una estrella

La vida es crueldad, savia implacable
una constelación
de criaturas inexplicables que canta en mis sentidos
como colores, como agua del cielo
de la noche, de los cuerpos, del aire . . .

Un marinero en tierra, caricatura grotesca
- tan grotesca y brutal como cualquiera de nosotros -
envuelto en el cielo de Van Gogh
dibujando con las manos pensamientos
de su argot solitario
falso personal deleznable
y bello, como lo es también el mar

y el marinero, tal vez un imbécil
un hombre que ha visto las tormentas
que enloquecieron de luz a William Turner
Su rostro sus ojos - con las mismas candelillas del cielo -
sus rasgos bestiales ebrios brutos
delirantes de hambre
Su borrachera engaña y canta sobre sus hombros
donde han brillado el diablo
y el vuelo de las gaviotas
Monigote de sangre y complejos
mordido por el sueño
de las inmensidades, de los grandes cielos,
de paisajes lujuriosos
de prostíbulos, de todos los puertos de los vientos,
el mar y esa jauría de miserias
que habla todas las lenguas . . .

Deslumbrantes y caóticos murales callejeros
de libido como una luz exacerbada
sexualidad que se da a borbotones, a carcajadas,
descarada, vulgar
un rito prostibulario - mitad bastardo mitad mítico -
estampado en la carne del puerto
como un tatuaje
La vida deja marcas

Ya no se trata de la juventud incandescente
de la salud del alma
la mirada clara la inocencia vivaz - como dice Manuel
Ahora es el escándalo de la vida
Los deseos aves de presa clavan sus ojos en el placer
Una energía madura se desborda
ostenta sus armas su impudicia su amorosa crueldad
Ni dulzura ni bondad hoy el hombre es
un animal lleno de vida
carnal pleno desvergonzado . . .

Algo tan insaciable y poderoso como la ternura
sin la luz de la serenidad
Una magnífica tormenta un delicioso peligro
una controlada fuerza que aumenta
el caudal de la sangre el canto de sus abismos
Por un momento el cuerpo es un espectáculo
magnífico y sin alma:
arde el fuego brutal de la Creación

Pero María Antonieta no invita a su casa al mal
lo ha reemplazado por el juego y sonríe

Nunca se ha despreciado tánto a la muerte

COMMENTS OF THE POEM
READ THIS POEM IN OTHER LANGUAGES
Close
Error Success