Cuando sale la luna
empiezan a brincar sombras.
¡Chas! ¡Chas! se siente que hacen al caer.
Y el sueño se puebla de seres estrambóticos.
Toda la noche estuve viéndolas saltar.
Una que cayó cerca
se fue conmigo
escondiéndose detrás de mí
o saltando adelante
e imitando mis gestos -
por lo cual he colegido
que la sombra
es el mono
de cada uno.
Después
- yo no sé cómo
la sombra se me embrolló en los pies
y armó un verdadero escándalo en plena calle
con su chillería de mil demonios.
Desde entonces sufro un miedo pánico
y a todo el mundo le aconsejo
que tenga precauciones
para que no se le enrede la sombra
al andar.
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