Amanece gris el cielo y tú en rebajas.
De nada sirve ser un escultor de sueños
si la estatua cobra vida, rompe el molde
y abandona el hogar buscando un nuevo lecho.
Aunque no haya despedida saco siempre el pañuelo,
y sacudo en él todos los polvos que recuerdo.
Arderá el mar, contaré las gotas de rocío
que se pierden en las calles con el sol,
y no servirá de nada.
Sé que he nacido para morir solo
pero intento como un loco amarrarte;
y aun así nunca hago nada que te agrade,
y lo intento y cada vez sale peor.
Y nunca termino a tiempo la comida,
y abro el cajón y encuentro siempre la misma fotografía,
y yo empeñado en ser el mismo de antes.
Arderá el mar, lloverá el océano,
seguiré buscando el rastro de tus lágrimas,
y abriré el cajón y estará ahí, como siempre,
la misma fotografía,
y aun así estaré empeñado en ser el mismo de antes.
Y tú, como el ave que se oculta entre las sombras,
ya te habrás ido.
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