Cuando mi tío bajó a la pobreza
vendió sus libros
alivianó su espíritu
y cerró las tapas de su cuento
Atrás quedaron
nuestras fotos alegres
pescando truchas
en un suave río en pleno desierto
y el cobre de su voz
que me obligaba a ser hombre
La vejez no tiene precio
repite su chiste hasta la saciedad
su hojarasca molesta los ojos
como tristeza ajena
y en la distancia
nos muestra la torre de piedra
que también caerá sobre nosotros.
This poem has not been translated into any other language yet.
I would like to translate this poem