TAMERLÁN Poem by Fernando Denis

TAMERLÁN

El fuego hiere los desiertos, sus arenas la memoria.
Sobre esta ardiente casa infinita sólo miran las estrellas,
Y yo, el guerrero, observo metáforas invisibles
En el horizonte.
Y caigo de rodillas, conjuro la última luz:
Aquí soñemos. Aquí guardemos nuestra sombra.
Arriba, ya se maravilla el mundo en astronomías;
Abajo, el cielo y el mito para la bella Zenócrate.
El poder invencible de mi gloria para su sueño
Tras el alba ensangrentada, tras el insomnio
De la llanura azul y plata,
La enfermiza luna llena mancha los cuerpos y las aguas
Los bosques oscuros donde hiere la nieve de los astros.
Pero descansa en los ojos el diablo de la luz,
En el alba que regresa como un tigre de fuego
En el mar lleno de anillos.
Y aquí está la muerte, y la muerte de los reyes sin corona,
Y la muerte en la roja estepa esperando con sus lobos
La otra sombra, el día.
El miedo arde en la moneda de oro sobre la nieve.
Tamerlán soy bajo incesantes esplendores.
A veces veo a mi amada, la hija del sultán,
Deslizándose en su trineo
Mientras se abren los lagos del hielo
Y revientan los copos como cerezas últimas
Tras los incansables renos blanquísimos.
El agua resuena en los sótanos, resuena en los umbrales
En los oídos de las bestias,
Y al paso las antorchas y las águilas
Y los malos prestigios en los valles negros, rojos, azules.
Antes del alba de barro y centella mueren los dioses,
Y sus caravanas enfermas se hunden en mares
Y bosques polvorientos, en ríos sin sombra
Junto a los reinos labrados por mi espalda.
Sé que estoy lejos, y esta poderosa luz me enloquece,
Y hasta el sueño he alejado de mí,
Pero en tardes de increíble hermosura
El recuerdo de mi amada me salva de estos delirios,
De estos demonios que agonizan bajo mi almohada,
Y la imagino en su trineo rompiendo hielos azules.

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