Cuánta luz en los ojos
antes que se apague
el pequeño universo de una vida.
David, ya nadie puede alcanzarte
ni impedir tu aventura.
Eres libre para iniciar el viaje
de tu serena muerte.
La promesa del árbol
que vimos crecer,
y que brilló en el alma
de tu abuela Ana,
ocultó su primavera para siempre.
Se quebraron los sueños
con que intentabas derribar
las duras puertas del mundo,
ellas hoy están abiertas de par en par
al mensaje de tu silencio.
El paso de un hombre joven
nos ha dejado atrás
en nuestro propio camino
hacia la invisible noche.
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