No deseo ser un accidente en tu vida. Una anécdota en el silencio que susurra tu nombre en el amanecer y se desvanece sin dejar huella.
Quiero la brisa acaricie las nubes para que las gotas de agua se desplieguen en una danza que nos humecte como un roció para ser uno entre las sabana. Deseo que la brisa imposible nos consume en amor, desbordándose por los poros, por nuestra piel.
Que la penumbra sea nuestro cómplice y su sombra nos envuelva en un manto invisible, donde, solo tú y yo, seamos testigos de nuestro sentir y las venas se entrelacen con pasión, con deseo y que nos una, para siempre, en la eternidad.
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