Los bancos de la Akademie Schloss Solitude
se llenan de jóvenes artistas que leen en hojas de papeles,
los diarios del mundo.
Fumando marihuana y bajándose un yogurt
los artistas de la Schloss Solitude escriben versos
y componen aparentes melodías.
Son tan lindos y extraños, viajeros de otro mindo,
al que jamás tendré acceso. No obstante,
por esta vez me codeo con ellos.
Y cuando todos los artistas se van a dormir
voy a ocupar los asientos para llenarlos de
orinariez, Once, cumbia y suciedad sudamericana en desuso.
Los artistas de la Schoos practican deportes y
hablan varios idiomas, temprano salen
en bicicleta internándose en el bosque.
Son jóvenes e inteligentes, viajan por el mundo
y tienen una vena poética y una vida hermosa.
¡Son los prósperos europeos y sostenidos
artistas de la Schloss Solitude!
vivieron su gran niñez y su adolescencia estudiando,
al verlos, no puedo evitar pensar en nosotros:
siento que algo se cayó de la mesa y
el litrito y el plato nunca fue servido.
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