El oro desde siempre es el norte en la tierra
Es un hermoso canto
De sirenas vestidas de amarillo
La miseria se mira desde un balcón lejano
Cuando los pobres cruzan allá lejos
El placer es refugio
La compra de la paz salió al mercado
La cruz a la sombra de una media luna
Se inclina con fervor al dorado destello
La fiesta sigue abierta en su guerra interior
Mi otro yo te nombra a regañadientes
Pero todo es sufrible si recibo una paga
La nostalgia es mi llanto por tesoros perdidos.
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