Margot Poem by Elliott Rosenberg

Margot

Caminaba por un sendero inédito,
cuyos muros de fieltro silvestre,
marcaban la entrada al mercado de niños rojos,
con avidez y un suave gemido morboso,
resucite arrollado en ovillo de geranio.

En su entorno sentaba un huérfano recostado de la baqueta,
emplazaba mermelada de grosella sobre su lengua,
mientras que su mirada aguda ungía sobre el laberinto tenue de hortaliza y baya.

La zanja peatonal empapaba su trapo burgués de cofradía agreste,
arrastraba su soledad lodosa hacia la costa Normanda hipnótica,
a remediar en su brazo tónico y despertar la inmadurez de su conciencia.

Y la diosa aliada aturdida canta al carente de su aposento,
enturbiando la tierra azarosa colmada de promesas,
mientras el consorte vil ateneo la traiciona,
abandonándola con floresta frialdad.

Conságrame sobre tu peto mundanal,
para navegar las acequias de vuestro corazón,
besar el risco blanco amilanó que sosiega,
la braza escarpada almenara de tu estar.

Ariadna! finura aguileña! ,
el desamor muerde con furia invernal,
es vientre de coyuntura vacía,
también aprendizaje de unión orchestral,
donde esperanza femenina embriaga la ventana.

El coro damnificado agrupa,
bailando ligeramente tímida,
ascendiendo desde su suelo pesquero,
hacia Galilea donde el heraldo talisman espera.

La bienvenida este mago nos dio,
con palabra lúcida de porvenir,
caballeroso extendió la mano,
y a cada uno nos entregó,
diadema de Artemisa con clavos inocuos.

Os sabrás de la muerte y de riqueza profunda vivida,
Os conocéis del sufrimiento que simplemente es amor.
Cuando fallece alguien que nos estima,
Nuestro dolor es mayor.

Vive tus días sin rencor alguno,
Para que la miel de lujuria le abaste,
Vive tus días con envidia,
ni la fruta repentina salvará,
Ya que el día vivido bien amortiza salvación.

Solía cantar en la senda con las gaviotas de mar,
Saber de sus posadas,
de sus anhelos,
sus pasares,
Sus desafíos.

Todo se ve más pequeño ahorra,
Los campos de colza,
herraduras de Saint Laurent,
Las balsas ferrosas de Asnelles,
Hasta la memoria.

Es la mirada infantil cicatrizada,
Es el payaso vagabundo pasajero,
Es el beso de primavera,
Que mece la ira de recinto amurallado.

Sigo fortaleciendo el futuro una lápida injerta a la vez,
cuyas letras en piedra escriben
la realidad al adobe fértil,
nuestra historia recitada,
una ópera de buen espesor.

Friday, May 26, 2017
Topic(s) of this poem: paris
POET'S NOTES ABOUT THE POEM
Hoy es un día de felicidad y tristeza igual. Me encuentro en Jerusalén celebrando la boda de mi prima viuda. A la misma vez lamento la muerte de una vieja querida. La mama De Francisco Perez. Una mujer de sustento y espiritualidad moral.
Mis memorias regresan a Margot, mujer con dominio conocida en un tren de Normandía a París. Ella es mama a Diana, doctora al pueblo y musa al universo.
Por lo tanto levanto mis ojos hacia las faldas de Judea y escribo este poema dedicado a Margot.
Jerusalén mayo 21,2017
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