Esas plumas que lleva el Taita en su corona
me hicieron pensar en la muerte de un guacamayo;
el Taita que caminaba distante de mí
se acercó y me dijo:
yo no lo maté
lo recogí en el salado de los loros
fue mi ofrenda
para adquirir el poder de adivinar el pensamiento,
luego se marchó.
This poem has not been translated into any other language yet.
I would like to translate this poem