Que nada contraríe la brisa
que roza estas aguas donde lavo mi cuerpo.
Frescor del verano llena de ánimos el habla perdida.
Curado de acentos que lastiman la memoria
aquél que lleva el mediodía a cuestas
hace un alto en el aroma de los tilos.
Hay risa de lavanderas en la hondura.
Que nada contraríe las brisas de este mar
que al corazón libera de impurezas.
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