Dejé de escribir a los veinte años.
Pensé que la poesía no tenía futuro,
Que ella vivía cerca de hoyos negros
Y la luz que irradiaba me volvería obscuro.
Mis amigos celebraron la extinción de mis musas.
Dijeron que Neruda moriría de muerte natural,
Que el progreso sería con fusiles al hombro
Con cavernas brillantes y la historia al final.
Pero las musas siempre sobreviven con pasión.
Después de cuarenta años me hablan otra vez,
Sin importarles la antipoesía ni el horror:
' Volvemos, me susurran, adonde no hay inocentes,
Porque nosotras nunca hemos sido doncellas.
Déjanos abrazarte de nuevo, viejo de pluma verde.'
This poem has not been translated into any other language yet.
I would like to translate this poem