Quería asegurarme de alcanzarte;
Mi barco partía ya pero quedo enredado
en fondeaderos inciertos. Siempre estoy atándome
y después decidiendo marchar. En tormentas y
atardeceres, con las férreas espirales de la marea
rodeando mis brazos insondables, incapaz
de entender las siluetas de mi vanidad
o endurezco el rumbo con mi timón erecto
en la mano al ponerse el sol. A ti
te ofrezco mi casco y los cabos deshilachados
de mi voluntad. Los canales terribles donde
me arrastra el viento contra los labios castaños
de los juncos no están aún superados. Pero
confío en la cordura de mi navío; y
si va a pique bien podría ser la respuesta
al argumento de las voces eternas,
las olas que han evitado que te alcance.
(Traducción del poema 'To the Harbormaster' de Frank O'Hara)