El mundo rendido desde sus tacones,
melena rubia, maquillaje impecable,
surtido vestuario y sonrisa sincera,
deseada siempre, nunca supo la verdad.
El mundo cambiaba a su paso,
se imaginaba especial en su presencia,
redimido de mediocridad y vacío,
triunfadores en su desierto de miseria.
Una pieza m´as que ser abatida, un trofeo,
una foto con el móvil, un sueño real,
la lotería al alcance de la mano,
saber y ganar, por un instante.
Sin príncipes azules,
un mundo desencantado,
contagiada de silencio,
tres cajas de valium
y un vaso de agua
en la mesita de noche.
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