Si alguna vez fui padre
no quise ser el juicio
ni la orden tronante,
las flechas del camino
me llevaron de vuelta,
las sabanas ardientes
de mis dias fecundos
son ahora fantasmas
de los hijos perdidos.
Mi halito de vida
es roca perforada,
toda materia organica
se cansa de pensar
(un arbol sobre otro,
el hijo eterno en Dios) .
Mi siembra de victorias
en cada vida nueva
fue una guerra inutil
por llegar a destino
como el ciego girar
de un atomo sin luz.
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